La importancia del Autocuidado Consciente en la vida diaria
La Psicología Budista nos aporta un término que en Occidente, tan acostumbrados como estamos a convivir con una mente ansiosa, nos viene muy bien implementar.
Esta psicología nos habla del Autocuidado Consciente como una actitud intencionalmente dirigida a darnos un trato amoroso y gentil, sin que este hábito se confunda con caer en conductas auto-indulgentes dirigidas a obtener inmediato placer. Lejos de la comodidad, el Autocuidado Consciente supone muchas veces sacarnos de lugares, de relaciones, de costumbres y de actitudes a las que estamos apegados y nos hacen daño. También su contraparte, instalar hábitos y tomar decisiones que sabemos que necesitamos implementar para mejorar nuestra calidad de vida.
El Autocuidado Consciente supone fortalecer una parte nuestra “madura”, sensata, reflexiva y sabia que nos “saca” de lo que nos daña y nos “lleva” aunque nos de fiaca a aquello que nos hace crecer y evolucionar. Está asociada a una palabra fundamental: "la intencionalidad".
¿Por que Autocuidarnos con Consciencia es un acto intencional?
Porque somos animalitos humanos "de costumbre" y por lo tanto no nos sale de manera natural reflexionar qué actitudes son buenas para nosotros y cuáles no. Nos sale "repetir" lo de siempre y anclarnos en los lugares a los que estamos habituados.
La mayor parte del tiempo funcionamos en piloto automático, repitiendo los mismos hábitos de siempre, que nos llevan a las mismas experiencias, y estas mismas experiencias nos conducen a las mismas emociones que nos confirman una y otra vez las mismas creencias. De este modo, reforzamos el mismo sentido del “SER”, el mismo "sabor personal" que tenemos de nosotros mismos. Romper esta cadena de asociación requiere de la firme convicción que instalar “desde la voluntad” esta instancia cuidadora atenta a la oportunidad de decidir distinto cuando nuestros instintos y aprendizajes nos llevan casi de las narices a repetir más de lo mismo, ya sea: a seguir en una relación que nos daña, consumiendo lo que sabemos que no es bueno para nuestro desarrollo, postergando un esfuerzo beneficioso que nos debemos o dilatando poner fin a lo que nos mantiene en el malestar.
Autocuidarnos con Plena Consciencia es elegir lo bueno para sí y renunciar a aquellos placeres inmediatos o comodidades que sabemos que tarde o temprano nos traerán grandes desventajas o consecuencias no gratas.
Autocuidado Consciente para gestionar la ansiedad
Cuando caemos en piloto automático, nuestra mente inevitablemente se pone en modo “ansiedad”. Eso explica porque en nuestra cultura esta emoción es la que manda.
La mayor parte del tiempo estamos corriendo de aquí para allá, por lo tanto “necesitamos” automatizarnos para resistir la exigencia a la que nos exponemos a diario. Cuando la mente no está conscientemente en el presente, se va hacia delante tratando de anticipar el futuro y prever posibles amenazas. Es que estamos genética y filogenéticamente diseñados para repetir lo que nos mantuvo vivos como especie hasta aquí y para cuidarnos del posible león que nos podría devorar de un segundo a otro. Por ello es que nos resulta tan pero tan difícil cambiar. Es que para nuestro cerebro cambiar es riesgo, peligro, incertidumbre e inseguridad.
“Despertar” supone sacarnos del modo “superviviencia” desde el que actuamos programados y comenzar a “vivir” desde la plena consciencia, dándonos cuenta que el contexto cambio y muchas amenazas y dramas que nos parecen tremendas solo habitan en nuestra cabeza y a diferencia de los tiempos ancestrales ya no hay tigres hambrientos merodeando. Por supuesto, los tigres de nuestra época pueden ser una hipoteca, una suegra, una ex, un jefe, el no llegar a fin de mes, pero aun así, aunque sean cuestiones graves, no son cosas de vida o muerte. Y si las vivimos así, nuestra mente permanece en un estado de alerta permanente que nos enferma por estrés y fatiga excesiva. Es como si el tigre o el león nos estuviese corriendo permanentemente las veinticuatro horas del día.
El Autocuidado Consciente nos trae intencionalmente al presente, nos ayuda a nutrir la mente para evitar caer en dramas, tragedias y fatalidades que nos agobian de angustia y ansiedad.
Una mente ansiosa se vuelve caótica, descentrada y desordenada. Apaga nuestro potencial y nos sumerge en un estado de debilidad e impotencia que nos quita vitalidad y eficacia.
Si pensamos que si nos quedamos sin trabajo, si nuestra pareja nos deja o la plata no nos alcanza nos quedamos en la “nada”, más que pensar soluciones prácticas a problemas irresueltos, nos quedaremos con una mente bloqueada y paralizada.
No se trata de restarle importancia a lo que nos pasa sino de usar nuestra mente a nuestro favor para no terminar extenuados y con un sufrimiento innecesario. Al fin y al cabo lo que necesitamos para sentirnos felices no son causas y condiciones externas sino una mente calma y serena como fruto de un trabajo consciente sobre sí para saber gestionarla. Esto explica porque personas que parecen tener todo lo que uno desearía no se sienten como nosotros pensamos que nos sentiríamos si estaríamos en ese lugar.
Hay personas que conviven de manera permanente con una mente ansiosa. De esta forma, pierden su calidad de vida y se atosigan de preocupaciones, poniendo incluso en peligro su salud física. Entonces..., la pregunta es:
¿Cómo implementar el Autocuidado Consciente en la vida de todos los días?
El Autocuidado es mucho más que mimarse y complacerse, es asumir plena responsabilidad y compromiso respecto de uno mismo. Es tomar la decisión de instalar hábitos que nos ayuden a reducir el malestar, el estrés, el miedo, la inseguridad y la contradicción interior.
Como les decía anteriormente, tendemos a repetir los mismos comportamientos de siempre, es por ello que de antemano, tenemos que definir un "Plan de Autocuidado" y tener ya decisiones tomadas para cuando la ansiedad no nos permita pensar y reflexionar con claridad.
Aquí les comparto seis estrategias de Autocuidado Consciente que pueden ayudarles a gestionar la preocupación excesiva, el pesimismo y el agotamiento psicológico que caracteriza a la anatomía de una mente ansiosa e intranquila:
1- Construir un espacio personal de calma y serenidad
Definir un espacio íntimo y personal asociado a sentimientos de seguridad y de calma mental. Puede ser un altar que pueden armar en el rincón de casa, un espacio al aire libre o un sillón frente a una ventana que nos inspire paz. Este espacio ha de ser una zona de holgura a la que acudir, al menos dos veces al día durante 10 minutos y cada vez que nuestra mente tienda desbocarse. Durante ese tiempo, conectaremos con nosotros mismos para preguntarnos cómo estamos, nos acariciaremos por dentro y nos diremos solo palabras de aliento.
Este espacio con el tiempo y la repetición se asociara a darnos un trato amable, amoroso y gentil. Nos ayudará a alivianar las angustias, las preocupaciones y a racionalizar los temores que nos agobian.
2- Disponer momentos de gracia y de felicidad
Para calmar una mente ansiosa que siempre piensa lo peor es necesario anti-dotarla con actividades de disfrute que nos generen sensaciones gratas y beneficiosas. Disfrutar, distraernos, descansar, no es perder el tiempo como solemos creer en nuestra cultura actual sino que supone disponer la mente de manera tal que rinda positivamente y que nos permita ver la vida desde renovadas perspectivas. Se trata de hacer algo que nos guste, que nos entusiasme, que esté en sintonía con nuestras pasiones (como por ejemplo: tocar un instrumento musical, pintar, pasear sin rumbo fijo, leer un buen libro, quedar con amigos). Cada quien debe descubrir sus fuentes de renovación de energías y serenidad interior.
3- Identificar canales para drenar nuestra ansiedad
La ansiedad necesita algún canal para liberar energías y tensiones acumuladas. Las prácticas como el yoga, el mindfulness, correr, caminar o algún deporte, ayudan a liberar neurotransmisores que nos ayudan a oxigenar nuestro cerebro y por lo tanto a alivianar nuestra intranquilidad.
4- Invertir en lo que nos hace crecer y deja de gastar en cosas que nada nos aportan
El Autocuidado es elegir lo bueno para sí en términos de salud física y mental. Se trata de sumar experiencias satisfactorias, de prestar atención a los alimentos que ingerimos, de realizar actividades que sabemos que nos harían sentir muy bien. También aprender lo que nos haría sentir orgulloso/a de nosotros mismos. hacer yoga, terapia y trabajar en conocernos cada ve más. Diferenciar el gasto de la inversión y no dejar de invertir en lo que suponemos que nos sumará calidad de vida y aumentará nuestro nivel de consciencia para evolucionar nuestra mirada apreciativa.
5- Alivianar nuestra mente de lo inconcluso y pendiente
No dilates lo que puedes hacer hoy. No dejes para mañana esa preocupación, esa inquietud, ese malestar. Cierra temas, concluye capítulos abiertos, resuelve lo irresuelto. Lo que se deja para luego, sigue estando dando vueltas en nuestra mente y ocupa un espacio que podría ser liberado para otras cosas que nos sumen mucho más. Además lo que pateamos para adelante nos lo vuelvemos a encontrar y la insatisfacción de lo no concluido nos puede seguir atormentando si lo sentimos como una deuda pendiente. Tener “temas” en la cabeza por resolver, incrementa la ansiedad y vivir con una mente ansiosa no es vivir, es limitarnos a existir.
6- Reactualizar nuestros vínculos y cultivar relaciones sanas.
Tener relaciones íntimas, satisfactorias y saber rodearnos de buena energía es fundamental cuando se trata de cuidarnos. Si nuestras relaciones son vacías, críticas y conflictivas, ni lo dudes: re-actualízalas. Cuando nuestro nivel de consciencia se eleva, ya no toleramos conversaciones maliciosas, chismes, malos modos, indiferencias o destratos. Saber elegir lo bueno para uno mismo/a también supone tejer una red humana provechosa, valiosa y significativa. La calidad suma mucho más que la cantidad cuando de sumar amorosidad y cariño, se trata.
Del Hacer Inconsciente al Ser Consciente
Integrar actividades de Autocuidado Consciente pareciera difícil en un estilo de vida tan lleno de “haceres” y contrariedades. Sin embargo, practicar Autocuidado Consciente no supone HACER más, sino SER en las acciones que ya realizamos. Es decir, salir del piloto automático y prestarnos más atención en cada una de las elecciones que hagamos. Es necesario hacer pausas y preguntarnos: ¿Esto que voy a elegir es bueno y beneficioso para mí? De este modo, el SER está más presente, consciente y con una mirada más atenta y apreciativa acerca de la propia vida al momento de dirigirla.