Dime cómo te tratas y te diré cuán a gusto te sientes
Con frecuencia nos sentimos a disgusto con nosotros mismos, y eso en gran parte es consecuencia de cómo nos tratamos, de qué cosas nos remarcamos, de qué nos decimos en nuestros diálogos internos, hasta de cómo hablamos de nosotros mismos ante los demás...
Te invito a que compruebes la poca atención que le prestas a lo bueno de ti… Ahora mismo pregúntate, ¿cuáles son aquellas características de tu personalidad que te vuelven una persona poderosa y capaz? ¿qué te hace valiosa? ¿qué dirías si tendrías que hablar bien de vos ante los demás durante cinco minutos seguidos?
Con frecuencia tenemos muy en claro cuáles son los rasgos que tenemos que mejorar, en qué fallamos, de qué carecemos, en dónde estamos rasgados, estropeados, en qué quisiéramos barajar de nuevo para nacer más dotados. Tenemos un listado enorme de rasgos, características y talentos que quisiéramos tener y no tenemos. Somos expertos en detectar nuestras fallas y tenemos una memoria descomunal para recordar lo que no pudimos lograr o quedo a la mitad.
Cuando pregunto en sesión a mis pacientes ¿Cuáles son tus puntos fuertes, qué recursos tienes, de qué se sientes orgulloso de ti?, un silencio aterrador pone en evidencia no solo lo poco que se conocen sino el trato injusto que suelen darse al destacar todo lo defectuoso de sí y subestimar lo virtuoso.
¿Cómo es posible que alguien se sienta bien consigo mismo si se recuerda a cada momento todos sus defectos?
¿Cómo es posible que alguien se sienta confiado ante la vida si lo que ha logrado permanece en segundo plano, teniendo siempre el protagonismo lo que no ha conseguido?
¿Cómo alguien puede sentirse orgulloso de sí, si tiende a resaltar los motivos por los cuales avergonzarse o sentirse arrepentido?
Más allá de la psicología tradicional
Durante muchos años la psicología tradicional ha puesto el foco en curar lo enfermo, en coser lo descocido, en reparar lo roto y en sanar los traumas. Sin embargo, hay otra psicología: la psicología transpersonal con raíces en la psicología humanística, que se ha preguntado acerca de los ejemplares humanos más sanos ¿Para qué? Para poder modelarlos y replicar la fórmula que los ha conducido a sentirse personas realizadas. Se detuvieron a observar:
¿Cómo viven?
¿Qué hacen?
¿Qué decisiones toman?
¿Qué piensan?
¿Qué se dicen a sí mismas?
¿Cómo aprovechan sus dones y talentos?
Claro está que una persona que se siente satisfecha con su vida y con quien es, no es fruto del azar. Es consecuencia de cómo se trata a sí misma, de lo que invierte en trabajar sobre sí para verse crecer y ganar lucidez.
La psicología nos ayuda a vivir mejor
La psicología es una disciplina que no solo ayuda en los peores momentos, la psicología ante todo, ha de ser entendida como un recurso para optimizar la calidad de vida, para llegar a lograr satisfacción y realización personal, para acompañar a cada ser humano sensible a desarrollar lo mejor de sí, a desplegar su alas y a poner en acto su potencial. Porque claro está que...
...con estar sanos no alcanza, lo importante es darle un sentido más amplio a nuestra existencia
Para sentirnos a gusto tenemos que comprender que la vida no es solo enumerar una lista interminable de “tengo qué” cada día desde que empieza hasta que termina.
En el camino de hacer de nuestra vida, una vida significativa, es importante tenernos como aliados, y eso no es posible si todo el tiempo nos estamos criticando y recordando los desaciertos.
¿Cuáles son los pasos para sentirnos a gusto con nosotros mismos?
- El primer paso para desplegarnos es reconocernos como seres humanos y como tales falibles. A veces nos juzgamos en el presente cruelmente sobre decisiones que tomamos en el pasado, olvidando que en aquel momento seguramente no teníamos el grado de conciencia que hoy tenemos para darnos cuenta.
- El segundo paso es hacer un esfuerzo conciente por enumerar las características más valiosas de nuestra personalidad. Algunas personas serán más disciplinadas, otras quizás más entusiastas, organizadas, creativas, perseverantes, emprendedoras, dispuestas, analíticas o prácticas. En este momento, solo cuenta lo positivo, los recursos y las habilidades que son una especie de valija de herramientas para manejarnos en la vida. Si aparece el pajarito que habla al oído diciendo que no hay nada bueno que podamos considerar, déjalo hablar solo y continua con tu tarea de destacar lo mejor de ti.
- El tercer paso es hacer un inventario de las cosas que has logrado, aquellas pequeñas o grandes batallas que sientas que has ganado. Aquí puede aparecer otra vez el pajarito subestimando tus conquistas, una vez más déjalo solo hablar y concéntrate en apuntar aquello de lo que te sientas gozoso, una decisión que marcó un antes y un después, decir que no a un hábito insalubre, terminar una carrera, poner fin a una relación, sostener una palabra dada, aprender una habilidad nueva, superarte en algo que te importa.
- El cuarto paso es definir objetivos que representen un desafío, a la vez que un crecimiento respecto del estadio en el que estas ahora. No hay superación si estamos haciendo todo el tiempo lo mismo, superarnos es pedirnos más, pero no desde la exigencia malsana sino desde la conciencia de que podemos lograr objetivos deseables teniendo en cuenta los recursos con los que contamos y el historial de las batallas ganadas. Pedirnos más puede incluir desde aprender una habilidad concreta hasta dejar de renegar con lo que hoy nos trae problemas. No podemos estar toda la vida eligiendo vínculos que nos dañan, no sabiendo decir que no, dejando a la mitad, quedándonos con las ganas de animarnos. Si queremos sentir la grata sensación de evolucionar y no solo cumplir años, tenemos que pedirnos más, animarnos a más, reinventarnos, desafiarnos, atrevernos, emprender, aventurarnos…
Las personas que se sienten a gusto con su vida, se tratan bien y se hacen bien.
Eligen para sí aquello que saben que será lo mejor, les guste o no, les cueste o no, su energía esta puesta más allá del placer momentáneo, su apuesta está dirigida a lograr una sensación interna de fortaleza y de orgullo personal por verse avanzar en los escalones de conciencia desde donde la vida se ve de otra manera y se comprende que todos estamos aquí para irnos con las alas desplegadas y la conciencia ampliada. Esa es la meta de toda vida humana. ¿Estás en ese camino? Ojalá que sí, pues la sensación de sentirnos a gusto con quienes somos y la vida que llevamos, es una grata y muy valiosa recompensa.