La Autoexigencia en el Trabajo Sobre Sí
Ponernos metas, aspirar a ser mejores personas y proponernos progresar en diferentes áreas de la vida, nos hace sentir que nuestra existencia está siendo consumida al máximo, que estamos evolucionando, no sólo “durando” sino madurando. Sin embargo, la auto-exigencia desmedida respecto de quienes “esperamos” ser, si es vivida desde la crítica y la urgencia, nos daña más de lo que nos potencia.
Evolucionar y desarrollarnos como seres humanos valiosos, útiles y beneficiosos para nosotros mismos y para los demás es una misión importante, que le da sentido a nuestra vida y estas ansias de superación han de ser vividas desde la paciencia y la auto-compasión. Con plena conciencia de lo difícil y desafiante que es ser un ser humano con una mente, un cuerpo y un corazón que no siempre se alinean y se enfilan en la misma dirección. Sin reproches ni reclamos, reconociendo que cada quién hace lo que puede, con los recursos que tiene en un momento determinado.
Hacemos lo mejor que podemos con los recursos que tenemos en cada momento.
Recriminarnos por tiempos pasados, por lo que pudimos o no pudimos hacer, no es la
manera de tratarnos si eso no lo utilizamos para reflexionar y aprender a tomar mejores decisiones cada vez.
En mi trabajo acompañando a personas que buscan ser mejores personas, he notado un maltrato solapado, disfrazado de crecimiento personal. A veces no tanto en el fin que pretenden alcanzar sino en el “modo” y con la prepotencia en que se llevan a sí mismos hacia esa dirección deseada…
- “Debería hacerlo mejor...”.
- “No puede ser que otra vez me esté pasando esto...”.
- No aprendo más...”.
Estas afirmaciones son algunas de las frases que las personas se susurran al oído y que lejos de ser alentadoras, destruyen su autoconfianza y su valoración personal.
Bajo esta mirada rígida, pierden de vista que nadie se ilumina de la noche a la mañana, que ir hacia adelante y hacia atrás no es retroceso sino una manera progresiva de avanzar y que volver a lo que uno sabe que no quiere, es muchas veces una manera de reafirmar lo que sí y lo que no. Cada tanto pareciera que necesitamos sentir ese “sabor amargo” para recordarnos que de esa agua no hemos de beber…
Cada tanto pareciera que necesitamos sentir ese “sabor amargo” para recordarnos que de esa agua no hemos de beber…
Creencias Irracionales que nos desgastan
En ocasiones el autorreproche se enmascara de exigencias basadas en creencias irracionales respecto de cómo creemos que “deberíamos” ser para sentirnos a gusto con quienes somos y no solo eso, sino también...¡cómo pensamos que la vida y los demás debieran ser!
Las creencias irracionales que están en los primeros puestos según estudios realizados desde el enfoque de la Psicología Cognitiva, son:
1- Creer que debemos ser eficaces y competentes en todo.
Hay personas que no toleran la idea de no tener facilidad para algo. Yo por ejemplo, me considero lo suficientemente buena para escribir, contener, aconsejar y analizar información pero en la cocina, en las matemáticas y en las ciencias exactas he nacido bastante estrellada. Sé que con mucho esfuerzo podría manejar dos hornallas a la vez pero no me considero para nada competente en esta área y otras tantas. Las personas que sostienen la creencia que deberían ser buenas en todo, además de esconder una faceta narcisista, la pasan bastante mal. Y si se quedan estancados en lo que “no pueden”, corren el riesgo de desperdiciar aquellos dones y talentos con los que fluyen mucho mejor.
Si nos estancamos en lo que "no podemos" corremos el riesgo de desperdiciar aquellos dones y talentos en los que fluimos mucho mejor.
Necesitamos reconocer que en estas cuestiones las comparaciones no cuentan porque todos somos distintos. En cambio, lo inteligente es poner nuestra energía en cultivar aquello en lo que nos sentimos buenos. Lo demás, con hacerlo lo “suficientemente bien" o al menos no dejar totalmente vacío ese casillero, alcanza y sobra. Mi consejo es que dediquen su vigor a hacer cada vez mejor lo que hacen bien y no malgasten energía en pretender ser expertos en tocar un montón de instrumentos a la vez.
Dediquen su vigor a hacer cada vez mejor lo que hacen bien y no malgasten energía en pretender ser expertos en tocar un montón de instrumentos a la vez.
2- Creer que todos tienen que aprobar lo que hacemos y a todos tenemos que caerles bien.
Las Tradiciones de Sabiduría nos dicen que cada ser humano tiene como tarea librarse de las numerosas cárceles que encadenan la expresión de su verdadera identidad. Uno de los barrotes principales es sin duda: el miedo al “qué dirán”. Este temor hace que uno invierta enorme tenacidad en sostener una imagen para no ser rechazados ni criticados. Este hábito secuestra nuestra libertad de elegir, nuestra espontaneidad y nuestra naturalidad para desenvolvernos con liviandad en la vida.
Una persona que aspira a la libertad interior debe saber que no siempre logrará aprobación. Abraham Maslow, uno de los pioneros de la Psicología Transpersonal decía que un buen terapeuta debe preparar a sus pacientes para ser “impopular”, esto es: animarlo a tomar el riesgo de que si se atreve a ser quien es, puede no gustarle al resto. Es solo de este modo que podemos ser verdaderamente quienes sentimos ser, en lugar de actuar teniendo como primordial parámetro el cumplir con las expectativas de los demás.
Pretender caerle bien a todo el mundo es una ilusión inalcanzable en la que podemos derrochar nuestra vida y correr el riesgo de errar nuestro camino por estar relojeando a los costados más que estar mirando con seguridad hacia dónde vamos.
Podemos errar nuestro camino por estar relojeando a los costados en lugar de mirar con seguridad hacia dónde vamos.
3- El pasado nos determina. Lo que pasó una vez siempre volverá a suceder.
Creer que nuestras experiencias pasadas nos condenan es una sentencia muy difícil de sobrellevar. Además, desalienta cualquier intento de intervenir en el destino que queremos forjar. Nos deja sin demasiadas opciones. Sin embargo, ni la infancia es destino, ni una mala experiencia es la regla. Por eso, volver a intentar, re-actualizarnos, darnos la chance de equivocarnos y ensayar nuevas y renovadas maneras de ser, nos convierte en personas más flexibles, audaces y valientes. Saber que somos seres en proceso de construcción y no un resultado acabado y barnizado, nos da margen de tolerancia y tiempo para asimilar los cambios que vamos haciendo en nuestros camino de convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos.
4- Es más fácil evitar las responsabilidades y dificultades de la vida.
Evitar asumir y afrontar las dificultades de la vida nos deja hechos unos bonsais.
No conozco persona valiosa y bien plantada que no haya superado, que no se haya fortalecido tras la adversidad, caído y levantado cientos de veces. Hay un dicho que dice: “es malo sufrir pero es muy bueno haber sufrido”. Sin ser drásticos ni trágicos, esta frase hace referencia al crecimiento que acontece cuando superamos obstáculos e inconvenientes. No siempre o mejor dicho, casi nunca, el camino más fácil es garantía de autorrealización. Una vida bien consumida es aquella que se atreve, que se embarra, que se sacude el polvo y las cenizas y que se levanta. La creencia de que todo en la vida debería ser fácil y salirnos de entrada no solo es irreal sino que forma parte de un pensamiento que necesita madurar, lo contrario genera constante frustración, enojo con la vida y con los demás por no responder a nuestras irrisorias fantasías. Además al asumir responsabilidades, vamos aprendiendo a “responder con habilidad” a las circunstancias, tal como la etimología de esta palabra lo deja divisar.
La creencia de que todo en la vida debería ser fácil y salirnos de entrada no solo es irreal sino que forma parte de un pensamiento que necesita madurar.
5- El sufrimiento humano se debe a causas externas y no podemos hacer nada por aliviarlo.
Nada más lejano que esta creencia....Quienes así la sostienen, ¿cómo explican que ante las mismas circunstancias algunas personas salgan adelante y otras se queden atrás?
Si bien las circunstancias externas desfavorables pueden ser muy reales, lo que nos digamos a nosotros mismos y las conclusiones a las que arribemos, marcarán la diferencia.
La mente y nuestra manera de tomarnos las cosas que nos suceden es el recurso que está a nuestro alcance trabajar. A veces ponemos más energía en “controlar” el afuera que en trabajar nuestros recursos de afrontamientos ante las situaciones adversas.
Podemos hacer mucho por aliviar el malestar interno. Y forma parte de ello el hecho de “aceptar” que tampoco todo está a nuestro alcance ni depende de lo que hagamos. Todos somos seres humanos inacabados e imperfectos, pretender que todo esté en nuestras manos es otorgarnos un poder que nos excede. Trabajar nuestra mente, incorporar los principios de la impermanencia, de lo transitorio, el desapego y lo cambiante, nos ayuda a aliviar parte del sufrimiento inútil e innecesario por apegarnos a cómo quisiéramos que las cosas sean.
Yo agregaría una última creencia que suma mucha ansiedad e impaciencia en nuestro camino de crecimiento y transformación interior…
6- Tenemos que tener en claro lo que queremos para nuestra vida de una vez y para siempre.
Esta creencia deja por fuera el reconocimiento de que no existe un “YO” sólido y permanente que se define de una vez y para siempre. Lo cierto es que, nos guste o no asumirlo, lo que queremos hoy podemos no quererlo mañana. La decisión que hoy nos parece la más acertada puede que en el futuro la sintamos equivocada…
Esta pretensión de “tenerla absolutamente clara” es una negación de la incertidumbre y un anhelo de negar la confusión como parte intrínseca de la vida misma. La vida oscila por períodos de confusión y de claridad, por subidas y bajadas, por idas y venidas. En este dinamismo vamos viendo los acontecimientos desde distintas perspectivas.
Nuestras experiencias nos cambian, por lo cual… a medida que vamos avanzando, experimentando, “viviendo”, vamos sintiendo diferente y re-posicionándonos. Quienes no dudan, es porque nunca se preguntan cómo están viviendo, solo siguen el mismo caminito que alguna vez marcaron o, lo que es peor, otros le marcaron… y ahí van a paso redoblado.
Socrates dijo una vez:
Una vida sin examinar no merece la pena ser vivida
Si dudas, si atraviesas momentos de incertidumbre y de confusión, alégrate porque eso significa que te corre sangre por las venas y que eres una persona lo suficientemente despierta como para no dar por sentada tu finita existencia. Entonces, aprecia tu confusión y permanece en ella hasta que la claridad vuelva… Tu confusión es indicio de una vida que está siendo activamente elegida.
Aprecia tu confusión y permanece en ella hasta que la claridad vuelva. Tu confusión es indicio de una vida que está siendo activamente elegida.