No querer más de lo mismo...
Hay momentos en la vida en los cuales un@ se da cuenta que ya no quiere estar donde está, pero no ve claro hacia dónde va… Sucede que saber que no se quiere más de lo mismo, no implica necesariamente tener en claro lo distinto y eso… abruma, desconcierta y angustia. Sin embargo, es un gran paso reconocer que se necesita un cambio… A veces ese cambio va de la mano de modificar situaciones externas, un trabajo que no nos contenta, vínculos que nos estresan o lugares que están agotados. Otras veces, no se trata de mirar tanto hacia afuera… lo que necesitamos es volver la mirada hacia adentro y preguntarnos qué de nosotros necesitamos dejar atrás o qué nuevas actitudes necesitamos integrar para restaurar una personalidad que ya nos está quedando vieja, como los reptiles que necesitan mudar su piel para seguir viviendo, los seres humanos necesitamos transformarnos para desplegarnos, renovar lo reseco de nuestro ego para hacer más contacto con nuestra esencia.
¡¡Y cuánto nos cuesta a veces darnos cuenta por dónde van las aspiraciones de nuestra alma, los verdaderos deseos y anhelos de nuestro espíritu inquieto!! Es que estamos tan acostumbrados a vivir en nuestra cabeza, respondiendo a demandas externas o mandatos impuestos desde afuera que esa voz interna, más honda y más autentica, va quedando silenciada.
¡¡Y cuánto nos cuesta a veces darnos cuenta por dónde van las aspiraciones de nuestra alma, los verdaderos deseos y anhelos de nuestro espíritu inquieto!! Es que estamos tan acostumbrados a vivir en nuestra cabeza, respondiendo a demandas externas o mandatos impuestos desde afuera que esa voz interna, más honda y más autentica, va quedando silenciada.
El tedio, el aburrimiento, la tristeza, emociones que por cierto nos aterran, muchas veces son llamados de nuestra esencia que intenta anunciarnos algo. Llenarnos de estímulos, de ruidos y voces externas para huir del desagrado de nuestras emociones incomodas es perdernos la oportunidad de ahondar más en quienes verdaderamente somos. Es entonces cuando queriendo estar mejor, nos alejamos del verdadero bienestar interior que nace de la congruencia entre nuestro ser y las manifestaciones externas de nuestra personalidad.
Por eso, cuando estamos abrumados, confundidos, desconcertados, cuando nos hemos dado cuenta de que ya no queremos estar donde estamos, pero aun no sabemos hacia donde ir… lo mejor es hacer pausas, silenciar los ruidos, dejarnos tranquilos sin presionarnos, no pretendernos productiv@s y hacernos preguntas que a veces incomodan sus respuestas o nos enfrenta con un espacio en blanco que nos invita a poner cimientos nuevos.
Darnos tiempo, darnos cuenta
Darnos tiempo para darnos cuenta, dejar que la confusión destierre lo que dimos siempre por sentado es abrir paso a la posibilidad de vivir una vida más auténtica y alineada con nuestra esencia. Así vamos abriendo paso en la niebla, despejando lo velado, aclarando lo sombrío y esbozando respuestas ante el misterio de quienes somos y podemos llegar a ser. Porque no vinimos a ser de una misma manera de una vez y para siempre, vinimos a ampliar nuestra identidad tanto como nos sea posible, a conocernos y a re-conocernos de una y mil maneras, porque quien vive una vida significativa, se va proveyendo de nuevos “sabores de si” que endulcen lo que de un@ mism@ se ha vuelto insípido o desabrido…
No siempre se trata de cambiar, a veces se trata de ampliar… de expandir nuestros intereses, de amplificar nuestra curiosidad, de transitar nuevas experiencias, de adquirir una nueva habilidad, de pensar lo mismo diferente,
No siempre se trata de cambiar, a veces se trata de ampliar… de expandir nuestros intereses, de amplificar nuestra curiosidad, de transitar nuevas experiencias, de adquirir una nueva habilidad, de pensar lo mismo diferente, lo que sea que nos recuerde que estamos vivos, que decidimos, que evolucionamos, que nos desplegamos y ascendemos una vuelta de espiral en nuestra evolución personal, que es muy diferente a correr de acá para allá como autómatas o ha no quedarnos quietos pero estar siempre en el mismo lugar. El dinamismo y el movimiento no siempre se mide por la agitación exterior, los mas heroicos desplazamientos se dan en el territorio interno y muchas veces solo nosotr@s sabemos de ellos. No “midamos” nuestro crecimiento y avance en la vida por el hacer, por el tener, por la velocidad en la que vamos, como la sociedad de consumo nos quiere “vender” sino por la evolución de nuestra consciencia y la congruencia que vamos logrando con la ética y los valores de nuestra esencia.