Comprender muchas situaciones de nuestra vida, ciertas experiencias repetitivas, aún tendencias compulsivas y bloqueos emocionales requiere de la toma de conciencia de que somos parte de un Árbol que tiene sus raíces en el pasado reciente y remoto. Así es, nuestro inconsciente conserva, las memorias de todos nuestros ancestros (bisabuelos, abuelos, padres, tíos, hermanos,).
Hoy sabemos, gracias a la Epigenética que no solo heredamos de nuestros antepasados el color de ojos, la estatura, la predisposición a determinadas enfermedades sino también sus traumas, tendencias psicológicas, experiencias de vidas, conflictos emocionales. Dentro de cada uno de nosotros habita un reservorio de todo aquello que han podido hacer o han dejado sin resolver nuestros antepasados. Aquello que no sabemos, lo oculto, no develado e inconsciente adquiere una fuerza descomunal buscando manifestar aquello que quedo latente.
El Inconsciente “lo sabe” todo y buscará la manera de sacar a la luz lo que fue “oculto” en el Árbol Genealógico. Así un nieto puede estar reparando a un abuelo, una nieta reafirmando a su abuela, un síntoma expresando un silencio. Ninguna información se pierde, no hay secreto familiar que pueda callar lo que de todas maneras se manifestará: con síntomas, con comportamientos, incluso enfermedades si el acto liberador de comprensión no llega.
Lo que revela que estamos cargando con programas inconscientes de nuestros ancestros es el rasgo “exagerado” de esa expresión, de esa repetición, de esa inhibición, que acontece con una fuerza arrolladora. Todas las experiencias que vivimos son eco de una información presente en el clan. Ahora bien, la pregunta será:
¿Para qué heredamos esos programas ancestrales?
No es maldición ni mala suerte. Podemos vivirlo como bendición si comprendemos su más hondo sentido. Revivimos experiencias para ser trascendidas con una mayor conciencia. Como si el inconsciente de un ancestro le diría al oído a su descendiente elegido:
“Yo pude hacer hasta aquí, haz lo propio”. “Esto quedo oculto, sácalo a la luz e ilumina el árbol”. “Libera al árbol de esta limitación”. “Traspasa este condicionamiento”. “Compensa mi exageración”.
Así el árbol se va enriqueciendo con el aporte de todos sus miembros. Esto será posible si quien asume el desafío comprende este sentido. Caso contrario, nos sentiremos víctimas del destino y presos de la casualidad, cuando en verdad se trata de programas inconscientes heredados y asumidos desde la ignorancia del no saber por qué nos pasa lo que nos pasa… Reconocer esto es saber que lo que hagamos con nuestra vida o dejemos de hacer no se agota con nuestra finita existencia, sigue influyendo en las posteriores generaciones. Esta mirada nos convoca a salirnos del pensamiento dual (yo / tu) y pensar en términos de totalidad. Una inteligencia superior e integradora en donde todo está conectado y en permanente retroalimentación recíproca. La casualidad cede lugar a la sincronicidad y comprendemos que cada persona que llega, cada vivencia emotiva, cada experiencia dolorosa y cada coincidencia significativa está al servicio nuestro despliegue y evolución espiritual.
A la par que un Inconsciente Individual, existe un Inconsciente Familiar y un Inconsciente Colectivo.
Una de las características más sobresalientes de esta instancia psíquica es se función “auto-reguladora y compensatoria”. Si centramos la mirada en nuestro Clan Familiar, comprenderemos por qué en una familia un hermano tiene conducta intachable y el otro mantiene un caos en su vida. Una madre tristemente casada tiene hijas que alejan a los hombres. Una abuela sumisa, tiene nietas de armas tomar.
El Inconsciente Familiar busca equilibrar y compensar lo exagerado. El trabajo será tomar conciencia para dejar de reparar y comenzar a vivir la propia vida. Es por ello tan importante conocer nuestro árbol, sus raíces, su historia, las victorias de nuestros ancestros, los caminos hechos, los traumas no resueltos, las angustias, las enfermedades, los acontecimientos traumáticos, las tragedias.
Existe la inocente creencia de que, si no se habla, no sucedió. Si no se mira, no existió. Por el contrario, esto dificulta la resolución y liberación de los miembros del clan puesto que, si algo no puede ser gestionado desde la conciencia, opera desde las profundidades de las memorias inconscientes más primitivas. A esto se suma el estado emocional de incomprensión de quien transita su vida sin poder entender por qué le pasa lo que le pasa, por qué siempre se encuentra con el mismo patrón masculino o el mismo perfil femenino, por qué le cuesta tanto tener hijos, por qué la carrera resulta tan difícil terminar, por qué no puede parar de trabajar, por qué no puede conservar lo material.
Comprender, trascender y liberarse de los programas inconscientes heredados es ejercer la autonomía de la propia vida…
Tomar conciencia de nuestras raíces es cultivar flores más bellas para nuestros hijos, sobrinos y nietos. Si podemos apreciarlo así, honraremos a nuestros ancestros y le agradeceremos por lo que pudieron hacer hasta entonces, reconociendo que fue lo único posible en su contexto, en su cultura y de acuerdo a su grado de consciencia.
Ser consciente conlleva la responsabilidad de allanar el camino para los que vendrán…Así como en lo Colectivo hubo mujeres valientes que dieron su vida para darnos el voto, en lo Familiar hay miembros lúcidos que revelan nuevos valores, inauguran nuevas posibilidades, destierran ciertas tradiciones sinsentido y dan voz a lo silenciado que reclama ser escuchado.
Para concluir quisiera agregar algo importante: disponemos también de los recursos, lo heroico, las habilidades, las pasiones, las destrezas y virtudes, los talentos y conquistas que han conseguido y desplegado nuestros antepasados. Conocer sus historias es volver accesibles esos tesoros guardados para quienes deseen desempolvarlos y apropiárselos. Para lo constructivo, el inconsciente también tiene memoria y “sabe cómo hacerlo”, lo adquirido en el pasado facilita y re-edita el presente. Nuestros ancestros habitan más allá de las fotos amarillas en el álbum familiar.
Tu historia vive en tu presente, tus ancestros corren por tu sangre, tu Inconsciente tiene memoria y resuena en cada una de sus experiencias.
“Detrás de ti mora la fuerza de quienes dieron los pasos para que llegues hasta aquí. Tu misión es tomar este legado, aportar tú luz y seguir andando…muchos más vendrán después de ti y bendecirán los pasos que hayas logrado avanzar en el camino de expansión de la conciencia familiar…”.
Psicóloga Corina Valdano.