¿Qué es un amor sano?
“El amor mueve montañas” dice un refrán popular. Resulta muy poético como frase, pero no siempre es cierto. A veces, el amor mal barajado genera tempestades y arrasa con la dignidad de las personas si quienes se relacionan confunden este puro sentimiento con posesión, con pasión sin desenfreno, con celos, con obsesión, con miedo a la soledad o con una especie de prótesis para una inseguridad insana.
Es por eso que no siempre seguir lo que nos dice el corazón nos lleva a buen puerto. Si no ponemos un poco de cabeza al momento de decidir continuar o no con un vínculo podemos desintegrar nuestra personalidad al punto de no reconocernos.
Un vinculo de amor sano requiere ser pensado, cuidado, nutrido y supervisado por una lúcida consciencia para que no se contamine de las trampas del ego que se mueve por el miedo… ¿Miedo a qué? miedo a ser abandonado, a ser herido, a ser atacado, traicionado o rechazado.
No siempre seguir lo que nos dice el corazón nos lleva a buen puerto. Si no ponemos un poco de cabeza al momento de decidir continuar o no con un vínculo podemos desintegrar nuestra personalidad al punto de no reconocernos.
Solo poniendo el corazón en el freezer podemos sacarnos de relaciones que nos dañan. No necesariamente porque del otro lado allá alguien perverso queriendo lastimarnos, sino porque el vínculo puede no estar siendo facilitador ni nutricio para ambos. La inmadurez emocional y la inconsciencia puede ocasionar mucha ruina en dos buenas personas que no pueden con su vida y buscan en vano que su pareja los complete o les sane sus heridas.
Es por eso que en el arte de relacionarnos hay que tener cabeza para no decepcionarnos o malograr lo que pudo haber iniciado desde un buen lugar.
Todos buscamos un amor verdadero, pero a veces no sabemos si quiera que es lo sano y que es lo enfermo.
Al iniciar una relación creemos haber encontrado el verdadero amor, como si de un tesoro escondido se tratara. Solemos pensar que es menos romántica la idea de un vinculo como construcción, sin embargo, las parejas que funcionan tienen muy presente la mente además del corazón. Necesitamos aprender a pensar lo que sentimos y a sentir lo que pensamos para encontrar un justo equilibrio. Es que cuando el amor “nos vuela la cabeza” estamos en serios problemas porque nos falta un recurso esencial para observar hacia donde estamos yendo cuando decidimos seguir adelante con una relación.
Necesitamos aprender a pensar lo que sentimos y a sentir lo que pensamos para encontrar un justo equilibrio.
Las parejas que funcionan tienen muy presente la mente además del corazón. Necesitamos aprender a pensar lo que sentimos y a sentir lo que pensamos para encontrar un justo equilibrio.
Hay muchas maneras de vincularnos, pero hay bases concretas que no pueden faltar para que un amor sea saludable y real.
Ocho pilares para que el amor madure y crezca.
1- Amar desidealizadamente.
Enamorarse es amar las coincidencias y amar es enamorarse de las diferencias. Es normal que no todo nos guste de nuestra pareja. Si pretendemos la perfección, dos pasos delante tendremos la decepción. Esto no quiere decir que tengamos que negociar lo innegociable, pero sí tenemos que aprender a tolerar lo tolerable. Todos tenemos luces y sombras, grandezas y miserias, aciertos y errores. Lo importante es que haya compatibilidad de valores y buenas intenciones, detrás de las torpezas y de las brechas de inconsciencia en la que la mayoría solemos caer.
2- Amarnos a nosotros mismos primero
No hay amor que supla el abandono de uno mismo. El autocuidado consciente y el auto-conocimiento son claves para sostener relaciones saludables. Amar sin dependencia ni necesidad, exige aprender a contar con nosotros mismos primero y sentirnos completos para no comernos el cuento de la media naranja. Pretender que otro nos complete puede fragmentar nuestra autoestima a la mitad y empobrecer nuestros recursos personales para autoabastecernos de momentos de bienestar. Trabajar sobre nosotros mismos primero abre camino para que el amor verdadero nos encuentre.
3- Amar es “elegir estar con”, no “necesitar de”.
Nadie en la vida tiene la responsabilidad de completar lo que nos falta. La dependencia asfixia al amor hasta dejarlo sin aire. Preferir en vez de necesitar otorga más valor a la persona que queremos, pues la valoraremos por quién es y no por lo que nos falta y nos da. Cuidar de nosotros mismos para no caer en la “necesidad”, nos da la libertad de elegir quedarnos o irnos de un vínculo.
4- Una pareja saludable no es aquella que no tiene problemas sino aquella que sabe cómo abordarlos de buena manera.
La armonía no siempre gobierna en una pareja. Los desacuerdos y las dificultades forman parte de una relación entre dos personalidades diferentes. Tendemos a pensar que para que el amor funcione no deben existir las discusiones, las discrepancias o los desafíos. Sin embargo, una pareja sólida es aquella capaz de resolver problemas y desacuerdos con respeto e inteligencia emocional. No se trata de coincidir en todo, sino de compartir valores y de hablar el mismo idioma en cuanto a nivel de consciencia.
5- El Amor es una construcción y requiere reactualizción
Una relación necesita ser construida desde sus cimientos con un dialogo abierto, escucha empática, códigos compartidos y una permanente reactualización del vínculo. Dar por sentada la relación y quedarnos con una imagen congelada de la persona que nos acompaña, empobrece el vínculo y genera distancia emocional. “Sabernos” es esencial para sentirnos cerca y en complicidad. Una pareja es un equipo con pautas éticas claras que le dan forma a cada apuesta y jugada.
6- Amar de manera plena supone establecer límites emocionales claros.
Deberíamos disociar la idea de sacrificio ligada al amor. Hay ciertas vallas que jamas tenemos que traspasar. Tolerar el abuso, el engaño, la manipulación o el maltrato físico o emocional no es amor incondicional es enfermedad y falta de dignidad.
La condición para seguir en pareja debería ser "hasta donde nos haga bien estar juntos", en lugar de afirmar ante un altar "hasta que la muerte nos separe". El amor requiere cuidado, no está garantizado ni es a fuerza de cualquier circunstancia.
7- El amor real es reciprocidad.
Dar el 100% de uno mismo siempre representará el 50% de una relación de a dos. Si del otro lado no se ofrece lo mismo, el vinculo no funcionará. Es muy importante desterrar victimismos que pretendan justificar malas acciones u omisiones. La falta de compromiso y deslealtad tanto como la desconsideración por los sentimientos de la otra persona, erosiona la relación y la desequilibra hasta dejarla dispar.
8- Si ese amor nos oprime, no nuestra tu talla.
Amar va de la mano del crecimiento individual de cada uno de los miembros de la pareja. Si por estar al lado de alguien tenemos que sacrificar nuestro despliegue o lo que para nosotros es importante, entonces esa pareja nos merma mucho más de lo que contribuye a nuestra evolución. Una pareja facilita, no pone obstáculos en la rueda. Por eso la mejor elección es estar con quién alienta a que seamos la mejor versión de quienes podemos llegar a ser.
No debemos cambiar para encajar, ni responder a expectativas que no son las nuestras. Tampoco callar ofensas ni cerrar los ojos ante cada desilusión. Cuando una relación nos angustia y no nos suma, lo mejor es dejarla ir y no insistir. Debemos ser capaces de restablecer prioridades y resguardar nuestra dignidad.
Para concluir...
Encontrar una pareja puede ser muy sencillo, pero edificar un vinculo sano y verdadero lleva tiempo y dedicación. Requiere trabajar cada día para hacer de ese encuentro un proyecto de vida, de esa ilusión efímera una realidad concreta con la que crecer como personas yendo a la par, sin invasión y dando forma a una vida compartida desde la más genuina elección.
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