Entrenar la Inteligencia Emocional
La inteligencia emocional es un músculo que necesitamos entrenar en la vida cotidiana. Resulta vital en el vínculo con nosotros mismos y con los demás comenzar a ejercitar este valioso hábito.
Ser inteligentes emocionales es contar con nuestra capacidad consciente de gestionar lo que sentimos con madurez, en lugar de caer en el arrebato de someternos a nuestros impulsos más primitivos impulsos.
Cuando ignoramos y desatendemos lo que sentimos, cuando no nos animamos a mirarlo de frente, lo que no es visto se presenta en nuestra vida “como destino”. Si ignoramos que nos rechazamos resonaremos con personas que nos recuerden ese destrato que nos damos. Así, la agresión del otro habla más de cada uno de nosotros que del otro. La pantalla del mundo es un espejo en donde nos reflejamos. Si en lugar de indignarnos con lo que nos pasa, comenzáramos a indagar nuestra interioridad, comprenderemos que no somos ajenos a los resultados que obtenemos.
Si en lugar de indignarnos con lo que nos pasa, comenzamos a indagar nuestra interioridad, comprenderemos que no somos ajenos a los resultados que obtenemos.
La Ley de Resonancia Emocional
La Ley de Resonancia Emocional afirma que de acuerdo con nuestra vibración atraemos acontecimientos acordes a nuestros verdaderos sentimientos.
La tan popular “ley de atracción” no responde a nuestros anhelos y deseos sino a lo que “estamos siendo y sintiendo” momento a momento. Así que yo les recomiendo que en lugar de sentarse a desear fuerte e imaginar escenarios, lo sensato es abordar nuestro mundo emocional y alinear nuestro sentir con nuestro porvenir. Así, por ejemplo: podemos desear conseguir un buen trabajo, pero si no confiamos en nuestros recursos y en nuestro potencial resonaremos con aquellos empleos acordes a la confianza que nos tenemos. Del mismo modo respecto a una pareja… cuando el patrón de elección se repite, no es mera casualidad. Se trata de una sincronicidad que nos invita a trabajar lo que nos negamos a reconocer de nuestra interioridad.
Remarco la palabra “repetición” porque en la exageración de un patrón está la clave de nuestra superación. Por eso no es lo mismo “una experiencia” que una secuencia de vivencias en donde cambiamos el actor, pero mantenemos el guion.
Si nos enojamos con "el afuera" y ponemos el problema en los demás nos perdemos la oportunidad de auto-indagar en nosotros mismos. El mundo externo no es más que un reflejo de nuestro intrincado mundo interno. Hallar la punta al ovillo y empezar a “hilvanar” nos lleva a un lugar de verdadera madurez emocional.
Lo que resistes persiste, lo que aceptas te transforma.
Carl G. Jung.
Si pretendemos conseguir lo que deseamos, deberíamos empezar observando nuestras emociones, pensamientos, sentimientos y creencias. Cada contenido interno es una vibración que haya su correspondencia en el mundo exterior. Así el mundo exterior e interior es una manera “dual” de expresar lo mismo en diferente polaridad.
La mente del hombre separa para entender: yo / el otro – externo / interno – arriba / abajo. Cuando trascendemos las dualidades y comprendemos que no hay separación dejamos de sentirnos ajenos a lo que acontece a nuestro alrededor.
Ser protagonistas es “hacernos cargo” de lo que generamos y tomar cada experiencia con un sentido de trascendencia y auto-superación. Sentirnos víctimas nos esclaviza en el mismo patrón de repetición y nos sumerge en el sueño hipnótico de la separación.
Ser protagonistas es “hacernos cargo” de lo que generamos y tomar cada experiencia con un sentido de trascendencia y auto-superación.
Somos marionetas de nuestra limitada personalidad cuando respondemos al entorno desde la ceguera emocional. Tomar las riendas es poner luz en la oscuridad y animarnos a mirar dentro en lugar de señalar con ira lo externo.
El sentido común nos ayuda a esclarecer lo que nos puede resultar complejo comprender... cuándo nos miramos al espejo y nos vemos despeinados… ¿Peinamos el espejo o peinamos el cabello? Seguramente lo segundo si somos sensatos. Pues bien, ¡a veces vamos por la vida queriendo peinar espejos!
Ahora que sabemos que todo es un espejo de nuestros movimientos internos, lo emocionalmente inteligente será dejar de proyectar y empezar a ejercer plena responsabilidad en la construcción de nuestra realidad.
¿Cómo poner en práctica estos conocimientos?
- Toma Consciencia:
Registra y toma conciencia los acontecimientos, sucesos y estilos vinculares que se repiten en tu escenarios de vida.
- Deja de Justificarte:
Deja a un lado el hábito de justificarte, de pensar en las casualidades y de culpar a los demás por lo que te pasa o te deja de pasar.
- Autoindaga:
Aprende a mirar hacia adentro y pregúntate ¿qué características, actitudes y comportamientos que aborrezco en los demás resuenan con mi trato interno?
Cuando comprendemos que no somos ajenos a lo que nos rodea y nos acontece. Cuando dejamos de renegar y nos disponemos a aprender de las experiencias, descubrimos que a cada paso tenemos ocasión para evolucionar y transformar nuestra consciencia.
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