El Valor de la Voluntad
En tiempos de inmediatez, de facilismos y de auge por el hedonismo… necesitamos retomar un valor que ha quedado un poco en desuso y no tiene quizás tanta buena prensa. Sin embargo, cuando es ejercido a consciencia conlleva grandes satisfacciones: “la voluntad”.
La voluntad es la capacidad que tenemos como seres humanos de sostener una acción desde la decisión a pesar de las contrariedades diarias, los contratiempos personales y los cambios en nuestros estados emocionales.
Repasemos un poco nuestra historia... Cuando somos niños, todo lo que queremos ya. No toleramos la espera. Ante la más mínima necesidad, ansiamos su satisfacción inmediata. Sentimos hambre, queremos comer. Estamos aburridos, queremos entretenernos. Deseamos algo, queremos obtenerlo sin diltaciones.
Nuestros cuidadores son los que van respondiendo como pueden a estas demandas. La manera en que lo hagan, en gran parte condicionará cómo el niño, ejercerá la voluntad en su vida adulta:
- Habrá padres que, ante el más mínimo suspiro, proveerán y complacerán. Estos niños de grandes buscarán satisfacciones inmediatas y abandonarán sus objetivos ante la más mínima frustración o ante el menor esfuerzo.
- Habrá otros padres que ignorarán y subestimarán las necesidades del niño. Serán de grandes, jóvenes que ni siquiera se propondrán objetivos porque darán por sentado que nos los alcanzarán.
- En el medio, aquellos padres que satisfacen equilibradamente las demandas del niño. Que enseñan la importancia de la espera, la dedicación, el esfuerzo y la constancia. Y no solo enseñan, también lo ejercen en sus vidas y son coherentes con lo que intentan transmitir. De esta crianza, crecerán niños con la capacidad de sostener su acción a pesar de la frustración y de la mediata satisfacción.
Esto nos lleva a concluir que podemos contribuir en mucho como padres a desarrollar la virtud de la voluntad en nuestros hijos. Serán afortunados los niños que han sido alentados a recorrer este camino. Sin embargo, ¡a no desalentarnos! Los que no han tenido esa suerte, nos están destinados a dejar todos sus proyectos por la mitad, sólo necesitarán entrenar la voluntad en la escuela de la vida cotidiana y encontrar ocasión de práctica para fortalecerla con cada nueva experiencia.
La voluntad es la capacidad que tenemos como seres humanos de sostener una acción desde la decisión a pesar de las contrariedades diarias, los contratiempos personales y los cambios en nuestros estados emocionales.
La Infancia no es Destino
Soy una asidua defensora de la idea de que “la infancia no es destino” y que como adultos podemos criar nuestras partes menos crecidas y completar lo faltante para enriquecer nuestra personalidad.
La voluntad, como cualquier otra cualidad, es un músculo que puede ejercitarse en el gimnasio de la vida. Se fortalece y crece en aquellas personas que ejercen la titánica tarea de sostener sus objetivos a pesar del cansancio, de la pereza, de la frustración y del error.
Las personas que cultivan la voluntad logran vislumbrar las consecuencias positivas de sostener su esfuerzo. Ven más allá del sacrificio inmediato que les demanda. Acompañan esa visión junto con una cualidad que resulta fundamental: laauto-motivación.
Estar motivados es: “tener un motivo para llevar adelante una acción”. Este motivo puede quedar velado de a momentos y dependerá de cada uno “recordarse” el para qué de un determinado esfuerzo, de una esmerada dedicación. El ser consciente del PARA QUÉ sostiene y alimenta el QUÉ.
El ser consciente del PARA QUÉ sostiene y alimenta el QUÉ.
Renunciar al placer inmediato, es apostar a una a satisfacción futura. De esta manera…
- Podemos no tener ganas de estudiar, pero sí querer recibirnos.
- Podemos no tener ganas de hacer gimnasia, pero sí querer sentirnos vitales y saludables.
- Podemos tener ganas de seguir durmiendo, pero querer llegar a tiempo con nuestras entregas.
- Podemos sentirnos atraídos por otra persona, pero querer ser fiel y cuidar nuestra familia.
Del Pasarla Bien al Hacernos Bien
Si además de “pasarla bien”, buscamos “hacernos bien”, nos iremos construyendo con voluntad una vida que verdaderamente nos agrade y de la cual nos sintamos orgullosos. Una cotidianeidad en donde los resultados conseguidos tengan el sabor del triunfo y de la superación personal, nos otorga una sensación de satisfacción mayor que el placer de rendirnos a la comodidad o los placeres del momento. No es lo mismo pasarla bien que "hacernos bien". Madurar emocionalmente supone un pasaje hacia la elección de lo beneficioso para sí, aunque esa elección suponga trascender el desgano, hacer esfuerzos y superar la desidia. Eso no supone renunciar a pasarla bien sino la conquista de una sensación mucho más honda de sentirnos a gusto con nosotros mismos y orgullosos respecto de quienes estamos siendo, momento a momento. Emoción por cierto más profunda y sostenida en el tiempo.
Por lo tanto, la voluntad ejercida hacia el logro de las propias metas nos regala una existencia en la que el crecimiento no esta medido por la edad cronológica sino por la expansión de los propios recursos. Y vale aclarar que… un talento generalmente no es fruto de una inspiración divina sino de una acción trabajada, enriquecida, sostenida y honrada.
Conozco más personas felices y valiosas porque se han realizado a sí mismas, que porque se la han pasado bien toda la vida. Del mismo modo, más personas frustradas porque han abandonado sus metas que porque se han quedado con las “ganas de” (salir, dormir, ir, venir).
Con el paso de los años, todos inclinamos la mirada hacia atrás… Si la cosecha es buena es porque hemos sabido cultivar los valores del esfuerzo, de la perseverancia, de la conciencia y de la voluntad esmerada. Cualidades todas que se conquistan a diario y se perfeccionan con la práctica.
Un talento generalmente no es fruto de una inspiración divina sino de una acción trabajada, enriquecida, sostenida y honrada.
¿Cómo podemos entrenar la Voluntad?
- Etablece Prioridades:
Define y ordena lo que para vos es importante. Tenemos un tiempo finito para gestionarlo de acuerdo a las metas que tenemos en la vida. Si no tienes metas ¡te has salteado un paso! Primero reflexiona acerca de tus motivaciones en la vida. Todos podemos construir propósitos personales si estos no nos resultan claros de entrada.
- Genera Hábitos:
Establece rutinas que supongan decisiones pre-establecidas acerca de cómo organizarás cada día. Esta organización previa evita el conflicto de tener que elegir todos los días entre una u otras opciones. La decisión ya está tomada a partir de la palabra dada hacia uno mismo, sin caer en debates internos que no quiten tiempo ni dejarnos guiar por las emociones momentáneas. No hay de qué dudar (dijiste que harías esto, así lo harás. No dejes lugar a justificaciones o re-negociaciones tramposas).
- Adquiere Conocimientos:
Abre tu mente, oxigena tu cerebro con nuevas ideas, descubre nuevas maneras de hacer cada vez mejor lo que es importante para vos. Esta actitud es estimulante y motiva el compromiso con nuestras tareas.
- Haz algo con esos Conocimientos:
Lleva a la práctica lo que vas incorporando. Lo único que genera cambios en la vida real son las acciones. Las teorías, las ideas y las intenciones son los nutrientes de los resultados que puedes conseguir, pero para que haya un resultado concreto debes tomar decisiones y accionar.
Si a tus deseos no le siguen las acciones, serán como flores sin tallo. Desea fuerte, pero, sobre todo, echa raíces y riega…"
No hay magia ni promesas incumplidas, hay compromiso y acción nutrida.
La Voluntad alimenta la confianza en uno mismo
La voluntad es la virtud que fortalece la confianza en uno mismo. Nos reafirmamos cada vez que nos prometemos algo y actuamos en coherencia con ese propósito. Al momento de plantearnos una meta, de inmediato debemos preguntarnos si estamos decididos a hacer los esfuerzos que se requieren para conseguir lo pretendido. Si no es así, es tiempo de buscar sueños acordes a los esfuerzos que estamos dispuestos a asumir.
Aquellas personas que admiras, no tuvieron suerte… tuvieron la voluntad de dedicarse con determinación a una vocación o una meta. No hay magia ni promesas incumplidas, hay compromiso y acción nutrida. La voluntad dirigida y sostenida crea todo aquello que a simple vista no se ve desde un comienzo, pero está debajo de la tierra fértil, de lo que hemos sembrado con perseverancia y que hemos regado a diario. ¡Surgirá el brote, confía! ¡La voluntad es en gran parte, garantía de lo que quieres obtener en tu vida!